jueves, 31 de octubre de 2013

"Nada es veneno, todo es veneno. Al veneno no lo hace la sustancia sino la dosis", Paracelso

Se cree que nació un 1ro. de noviembre de 1493, en Suiza, pero algunas fuentes señalan que fue el 10 y otras el 11 de noviembre- Le pusieron por nombre  Theofrast Bombast von Hohenheim y no se conoce mucho sobre sus primeros años. Algunos dicen que estudió  medicina en la Universidad de Viena y otros en la de Ferrara. Una vez recibido, y como era costumbre entre los intelectuales europeos del Renacimiento, comenzó una serie de viajes de estudios por las principales universidades del continente, comprando libros y estudiando con los grandes maestros. 

Finalmente se estableció en Basilea, donde consiguió una cátedra para enseñar en la Universidad. Se interesó sobre todo en la mineralogía y sus aplicaciones alquímicas, llegando a dominar con gran destreza el preparado de fórmulas. Como parte del ritual alquímico, cambió su nombre por el de Paracelso, en homenaje al médico romano Celso Aulio Cornelio, conocido como el Cicerón de la medicina o el Hipócrates latino, autor de un compendio de medicina, titulado "De re médica".

En esa época, la filosofía, la alquimia y la teología constituían los fundamentos científicos médicos aceptados por la comunidad académica. Del mismo modo, los principales tratados de medicina procedían de los autores clásicos como Hipócrates, Galeno y Avicena, a los que von Hohenheim criticó enfáticamente.

En efecto, la creencia de los escolásticos, basados en los escritos del griego Galeno, suponían que las enfermedades eran producto del "desequilibrio de los humores corporales". De este modo, los tratamientos más frecuentes eran las sangrías y las purgas, a los que se les atribuía la facultad de purificar la sangre del paciente, supuestamente contaminada por el desequilibrio de los fluidos.


En sus escritos, Paracelso expone el concepto de la experiencia como vehículo de comprensión de los fenómenos, concibiendo al individuo como una porción del universo en la que confluyen todas las fuerzas elementales que en él operan. Según sus escritos, la medicina debía servirse de la filosofía, la astronomía, la religión y, sobre todo la alquimia, ya que si Dios había creado la enfermedad, también habría dispuesto el medicamento, siendo labor del alquimista su hallazgo.

Paracelso se ganó muchos enemigos entre las celebridades de la medicina al expresar sus teorías de que la enfermedad se producía por agentes externos al organismo. Con sus conocimientos de alquimia, desarrolló diversos medicamentos basados en compuestos minerales, a los que atribuía facultades para defender al cuerpo del agente extraño. 

De este modo, fundamentándose en los axiomas alquimistas, desechó la idea de los cuatro elementos y los cuatro humores orgánicos, y formuló una teoría dinámica del cuerpo humano. Sus tratamientos utilizaban las sustancias alquímicas tradicionales: el mercurio, el azufre, la sal y el
"arqueo" (una fuerza vital con la capacidad de "ordenar" el cuerpo), a los que usó con cierto grado de éxito para tratar la sífilis y el bocio. Sin embargo, sus colegas ejercieron la influencia suficiente para que fuera expulsado de la universidad.

A su muerte, en 1541, su obra apenas tuvo repercusión. Aunque en ellos habían elementos tomados de la magia, su discurso se mostraba en abierta rebelión contra los antiguos preceptos de la medicina, impulsando un método más “científico”, si se me permite el anacronismo. Pero unos treinta años después de la muerte de Paracelso, se inició en Alemania un movimiento paracelsista, que muy pronto se extendió a toda Europa. Sus obras fueron reeditadas varias veces, en alemán y latín, y más tarde fueron traducidas a otros idiomas. 

"Así como nadie puede conocer en un espejo su propia naturaleza y penetrar en aquello que es (puesto que en el espejo no es más que una imagen muerta), de igual modo el hombre no es nada en sí mismo y nada contiene en sí mismo sino aquello que se deriva del conocimiento exterior, de lo cual él es la imagen en el espejo. ¿No debe, pues, el médico impulsar más lejos y más a fondo su investigación, sin limitarse a contemplar en el espejo de su enfermo algo que habla sin que se comprenda nada, dado que aquello que el hombre dice, su voz y su lengua, son datos imprecisos? El médico debe conocer totalmente y con asiduidad el microcosmos mediante la intermediación de la naturaleza de la que aquel ha nacido" dice en su "Fragmenta Medica".

Daniel Comandé 
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